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Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello»

(Santiago 4:15, NTV)

Fue separado de la compañía y decidí acercarme para agradecer por la puerta laboral que me abrió hace unos años, aunque solo fue un divino instrumento para Sus propósitos.

Mis palabras de gratitud y ánimo fueron bien recibidas y él me respondió con mucha seguridad: “estos son mis planes para los próximos dos años …., mi hija seguirá los pasos de mi hijo y ya veremos que más ocurre”.

Lejos de alegrarme por ese positivismo, diversos pensamientos turbaron mi corazón: ¿Cuál es su fuente de seguridad? ¿Acaso Dios no existe? ¿Su voluntad es superior a la de Dios?

No me malentiendas, no estoy condenando la planificación cuidadosa, eficiente y sabia sino el vivir sin ser conscientes que la vida terrenal es breve, frágil y está fuera de nuestro control. Vivir como si Dios NO fuera Soberano sobre TODOS los eventos, la naturaleza, las naciones, los animales y los seres humanos.

Y Santiago 4 nos recuerda nuestro lugar en el mundo: estamos en las manos de Dios y la manera como debemos vivir: reconociendo que Dios tiene la autoridad y poder para hacer lo que determine.

Dos maneras de vivir

1. Ignorando la soberanía de Dios

“Presten atención, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad y nos quedaremos un año. Haremos negocios allí y ganaremos dinero»” (Santiago 4:13, énfasis añadido, NTV)

Es como si estuvierámos diciendo:

 “Estoy en control de mis movimientos” pero ¿Cómo saber que voy a despertar mañana?

 “Estoy en control de mi destino” pero ¿Cómo saber que voy a llegar a esa ciudad?

 “Estoy en control de la duración” pero ¿Cómo saber que voy a permanecer ese tiempo?

 “Estoy en control de lo que voy a hacer” pero ¿Cómo saber que lo podré hacer?

 “Estoy en control del éxito” pero ¿Cómo saber que voy a ganar dinero?

Vivir con una perspectiva egocéntrica, que se niega a reconocer que Dios es el Único que da y también quita (Job 1:21), y autosuficiente, que ignora que el Señor es quién determina nuestros pasos (Proverbios 16:9), es presunción y orgullo que, en esencia, es PECADO.

“De lo contrario, están haciendo alarde de sus propios planes pretenciosos, y semejante jactancia es maligna” (Santiago 4:16, NTV).

2.Reconociendo la soberanía de Dios

“Lo que deberían decir es: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello»” (Santiago 4:15, NTV).

«Si el Señor quiere»» no es sólo un cliché religioso, hipócrita y cursi. Es una visión del mundo, una teología de la vida, una actitud que se somete humildemente a los propósitos soberanos y providenciales de Dios… y si no quiere no pienses ni por un segundo que me ha tratado injustamente o a ti injustamente. La vida es un regalo. Cada aliento es fruto de la misericordia divina” (S.Storms)

La sumisión a la voluntad, autoridad y providencia divina es la marca de todo creyente; una actitud del corazón que debe reflejarse en nuestro modo de vida. Hay un Dios cuya Su voluntad es suprema y es el camino a seguir.

Asimismo, el versículo 14 destaca que nuestras vidas son breves. No somos eternas: “¿Cómo saben qué será de su vida el día de mañana? La vida de ustedes es como la neblina del amanecer: aparece un rato y luego se esfuma” (NTV).

Entonces, ¿dejaré de planificar porque mi tiempo en esta tierra es corto?

“Santiago nos pide que consideremos la fragilidad de la vida humana y el hecho de que sólo vivimos y nos movemos con el permiso de Dios. Santiago no nos disuade de planear y hacer, sino de planear y hacer sin confiar en Dios” (D. Guzik)

Amiga, podemos afirmar que Dios ya ha dispuesto de antemano el número de nuestros días (Job 14:5) y lo que haremos a lo largo de ellos (Efesios 2:10). No fuimos creadas ni salvadas para gobernar o dirigir nuestras vidas por donde nos plazca.

Así que, “no nos gloriemos en el día de mañana, porque no sabemos qué traerá” (Proverbios 27:1, NBLA). Dios gobierna. No sólo nuestras vidas están en sus manos, nuestro éxito también.

Aceptemos el señorío de Cristo sobre todos nuestros planes, no solo de palabra sino con hechos.

 

 

Oremos:

Querido Padre, perdónanos por las veces que hemos intentado hacer planes sin tomar en cuenta que nuestras vidas, cada parte de ellas, te pertenecen. Ayúdanos a recordar cada día que estamos en Tus manos y que podamos someternos con humildad a Tu voluntad. En el Nombre de Jesús. Amén. 

 

 

Versículo para meditar:

Proverbios 16:3 “Encomienda a Jehová tus obras y tus pensamientos serán afirmados. (RVR1995)

 

Para reflexionar:

Agradezcamos a Dios que nuestras vidas están en Sus manos omnipotentes, sabias y amorosas. Es nuestra oración que realmente podamos decir como nuestro Señor Jesús: «No se haga mi voluntad, sino la tuya».

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.