“Y Secanías, hijo de Jehiel, uno de los hijos de Elam, dijo a Esdras: «Hemos sido infieles a nuestro Dios, y nos hemos casado con mujeres extranjeras de los pueblos de esta tierra; pero todavía hay esperanza para Israel a pesar de esto. Hagamos ahora un pacto con nuestro Dios de despedir a todas las mujeres y a sus hijos, conforme al consejo de mi señor y de los que tiemblan ante el mandamiento de nuestro Dios; y que sea hecho conforme a la ley”

Esdras 10:2-3 (NBLA)

Es posible “arrepentirnos”:

  • Por temor a las represalias o las consecuencias del acto.
  • Por la vergüenza de haber sido expuestas, por haber manchado nuestra imagen perdiendo el respeto o credibilidad de quiénes nos rodean.
  • Para ser aceptadas, evitar el rechazo o sentirnos bien.
  • Pero internamente seguir justificándonos: “Si supieran por lo que he pasado”.
  • Pero no tener un cambio de vida.

Las situaciones mencionadas NO describen un arrepentimiento genuino porque la razón principal del arrepentimiento es haber pecado, ofendido y desobedecido a Dios.

Y esto lo vemos en Esdras 10 cuando el pueblo hebreo reconoció su pecado contra Dios al casarse con mujeres extranjeras. El pueblo desobedeció Sus ordenanzas y amó lo que Él aborrece.  

Sin embargo, no se quedaron con la convicción y el dolor, sino que tomaron una decisión radical e inmediata para restaurar su relación con Dios: “expulsar a las mujeres extranjeras y sus hijos”.

Eso es arrepentimiento genuino: “una convicción sincera del pecado, una contrición sobre la ofensa hecha a Dios, un alejamiento del estilo de vida pecaminoso y un giro hacia una forma de vida que honre a Dios” (Sam Storms)

Según el teólogo L. Berkhof el arrepentimiento genuino tiene tres elementos, es una respuesta de la totalidad de la persona, una entrega total:

  • El elemento mental es «un cambio de punto de vista, un reconocimiento del pecado como algo que implica culpa personal, contaminación e impotencia».
  • El elemento emocional es «un cambio de sentimiento, que se manifiesta en el dolor por el pecado cometido contra un Dios santo».
  • El elemento volitivo es «un cambio de propósito, un alejamiento interior del pecado y una disposición a buscar el perdón y la limpieza».

Y el pastor A.W.Pink describe siete frutos visibles de un arrepentimiento genuino:

  1. Un aborrecimiento auténtico por el pecado como pecado, no meramente por sus consecuencias

El que anteriormente consideraba una vida de autocomplacencia como atractiva, ahora la detesta y se ha propuesto dejar todo pecado para siempre. Este es el cambio de manera de pensar que Dios requiere.

  1. Un dolor profundo por haber pecado

El alma regenerada se duele profundamente por haber hecho caso omiso y haberse opuesto a su gran Benefactor y legítimo Soberano. Tal contrición es producida en el corazón por el Espíritu Santo y tiene a Dios como su objeto. Este es el cambio de corazón que Dios requiere.

  1. Confesión de pecado

 Por naturaleza negamos nuestros pecados, directa o indirectamente, les restamos importancia o nos excusamos, pero cuando el Espíritu Santo obra en el alma, los pecados son expuestos a la luz, y los reconocemos ante Dios. Este es el cambio de actitud que Dios requiere.

  1. Dejar definitivamente el pecado

El que no anhela de todo corazón y deja, cada vez más, sus malos caminos en su diario vivir, no se ha arrepentido. Si realmente aborrecemos el pecado y me duelo por él, ¿acaso no lo abandonaré? Este es el cambio en la manera de vivir que Dios requiere.

  1. Acompañado de restitución donde es necesario y posible

Ningún arrepentimiento puede ser auténtico si no va acompañado por una transformación total de la vida. Cuando uno realmente anhela estar bien con Dios, anhela estarlo también con su prójimo.

  1. Estos frutos son permanentes

Al ir creciendo en la gracia y en el conocimiento del Señor, y de nuestra deuda y responsabilidades para con Él, nuestro arrepentimiento se profundiza, nos juzgamos a nosotros mismos más a fondo, y asumimos un lugar cada vez más bajo ante Él. Cuanta más sed tiene el corazón por un andar más íntimo con Dios, más descartaremos todo lo que lo impide.

  1. No obstante, el arrepentimiento nunca es perfecto en esta vida

Nuestro arrepentimiento nunca es tan puro como para estar totalmente libres de la dureza del corazón. El arrepentimiento es un acto de por vida. Tenemos que orar diariamente pidiendo un arrepentimiento más profundo.

Amiga, aunque hablar del pecado no es algo que nos guste es indispensable buscar la santidad en nuestro diario vivir. Solo con la ayuda del Espíritu Santo y el poder de la Palabra podremos hacerlo.

No despreciemos la gracia de Dios.

 

Oremos:

 

Querido Padre, reconocemos que hay áreas de nuestra vida que debes examinar y también te pedimos que Tu Espíritu Santo nos guie al verdadero arrepentimiento con frutos visibles. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

 

Versículos para meditar:

 

Salmos 51:4 Contra Ti, contra Ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de Tus ojos, De manera que eres justo cuando hablas, Y sin reproche cuando juzgas. (NBLA)

Salmos 139:23-24, Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, Y guíame en el camino eterno. (NBLA)

 

 

 

Para reflexionar:

 

¿En que áreas de tu vida necesitas un arrepentimiento genuino? Oremos a Dios confiando en Su obra santificadora.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.