“Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios” 2 Corintios 3:4-5 (RVR1960) 

No, no es una falsa humildad ni son palabras denigrantes. ¿Pero qué opinarían las personas de este siglo si leen este mensaje en la red social? Es muy probable que Pablo hubiera recibido una lluvia de comentarios cargados de odio, rechazo y condenación.

Verdaderamente, para la cultura presente el éxito es sinónimo de autosuficiencia. Y puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que actualmente hay cuatro ingredientes, por lo menos, que hacen a una persona valiosa e influenciadora a los ojos del mundo y hay que añadir, en esta época, con muchos seguidores en redes sociales:

  • Los logros alcanzados, en términos de dinero, seguidores, posesiones y posiciones.
  • La seguridad en sí mismos y la claridad de sus planes futuros.
  • Las historias, mensajes y consejos que tocan la fibra sensible de las personas.
  • La brillante publicidad que atrae masas y me “gustas”.

No obstante, los creyentes tenemos unos “lentes distintos”: «Debemos estar vacías de nosotras mismas para poder estar llenas del poder de Dios para que todos los ojos apunten a Él».

Desde la perspectiva de Pablo, no era necesario que nadie lo reconociera, más bien, que reconocieran al Autor y Perfeccionador de nuestra fe y es que cuanto más nos promovemos a nosotras mismas, más opacamos la persona y la obra de Cristo.

Aunque Pablo está hablando sobre su ministerio en la iglesia de Corinto y aunque nosotras no tengamos, tal vez, tamaña responsabilidad este principio aplica a nuestras vidas porque todo lo que hacemos lo hacemos como para el Señor y para Su gloria.

La fuente y la razón de nuestra confianza

“Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios”

La palabra confianza es pepoithēsis (G4006) que describe la certeza mental de Pablo y su firme creencia en la integridad, estabilidad y veracidad de Dios. Aquí Pablo expresa que su confianza (tal confianza) se basaba en la evidencia de las vidas transformadas por la obra de Cristo a través de su ministerio y del Espíritu de Dios (V1-3).

En otras palabras, el éxito espiritual de Pablo no se debía a su incansable trabajo, sino a la obra de Dios en los corazones.  

Esa también es nuestra realidad: una confianza presente y continua (tenemos), recibida por gracia y medios divinos (mediante Cristo) y orientada no a nosotras mismas sino a Dios (para con Dios).

«La confianza que Pablo tenía en que Cristo hablaba a través de él no era una mera jactancia personal. Esta confianza no era el resultado de una autosatisfacción basada en un esfuerzo extenuante, un rendimiento cualificado o una competencia humana fuera de lo común. Era más bien una convicción suministrada por Cristo mismo, y era una confianza que se mantendría delante de Dios» H. Kent

Nuestra competencia no proviene de títulos, logros o habilidades humanas

“no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos”

La palabra competentes es hikanos (G2425) que se refiere a aquello que alcanza un determinado nivel y en el contexto señala que Pablo, en su propia fuerza y capacidad, no estaba calificado para ser apóstol o ministro de Dios.

La incompetencia humana se convierte en la plataforma para que la competencia de Dios sea evidente. El hecho es que las limitaciones e imperfecciones de Pablo, y las nuestras, son el escenario perfecto para que el poder y la gracia de Dios brillen relucientemente, y además, nos impulsan a depender cada vez más de Dios.

Tomo las palabras W. Wiersbe: «El mundo promueve la autosuficiencia, pero Dios habita en la persona cuyo corazón está quebrantado». Cuando entendemos y nos vemos como personas descalificadas para Su obra, es cuando estamos más calificadas.

«Aunque Pablo tenía una mente brillante y muy entrenada, no dependía de ella. El apóstol tampoco dependía de sus habilidades oratorias para persuadir a la gente. Pablo no dependía de sus habilidades naturales para llevar a cabo su ministerio, sino que ministraba «en demostración del Espíritu y de poder». Tan poca confianza ponía Pablo en sus capacidades humanas que hizo la notable confesión de no estar dispuesto a considerar que algo proviniera de él mismo» MacArthur

Nuestra competencia proviene de Dios

“sino que nuestra competencia proviene de Dios”

La palabra “sino” muestran un contraste, «un cambio de dirección», es decir, de nuestra incompetencia hacia la competencia de Dios.

Pablo está afirmando que en su ministerio todo y, sin excepción, es de Dios, a través de Dios y para la gloria de Dios. Sin la competencia de Dios, sin el poder de Su Espíritu y sin Su gracia suficiente, un creyente no puede hacer nada de valor eterno; separadas de Él nada podemos hacer (Juan 15).

«Nuestra suficiencia es de Dios; disfrutemos en la práctica de esta verdad. Somos vasijas deficientes, que chorrean, y la única manera de mantenernos llenos es poner nuestro cántaro bajo el flujo perpetuo de la gracia. Entonces, a pesar del chorreo, la copa estará siempre llena hasta el borde». Spurgeon

Amiga, seremos piadosamente competentes a medida que profundicemos nuestra comunión con Dios, mantengamos nuestro compromiso con Su Palabra y perseveremos en oración para resistir la tentación de apoyarnos en la carne. Esforcémonos por mostrar el poder de Dios aunque eso signifique nadar contra la corriente.

 

 

Oremos:

Querido Padre, que nuestros corazones deseen menguar para que Jesús crezca cada vez más y se refleje a través de nosotras. Provéenos la competencia necesaria en cada área de nuestras vidas . En el Nombre de Jesús. Amén. 

 

Versículo para meditar:

Juan 15:5 Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en Mí y Yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de Mí nada pueden hacer. (NBLA)

 

Para reflexionar:

¿Es así como percibimos el desarrollo y los resultados de la obra de Dios puesta en nuestras manos? ¿Estás dejando que Dios se revele a Sí mismo y a través tuyo a un mundo necesitado? ¿Brillas con luz propia o es la luz de Dios que brilla a través de ti?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.