«Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él. Locamente has hecho en esto; porque de aquí en adelante habrá más guerra contra ti» (2 Crónicas 16:9, RVR1960)

Tengo que admitir que soy de las que prefiere evitar las conversaciones complicadas con personas difíciles, tal vez, por temor a sus reacciones y comentarios que pueden dañarme o avergonzarme. Y precisamente, Dios está trabajando ardua y constantemente en esta debilidad durante este último tiempo.

En una ocasión, en Su divina providencia, organizó una reunión con una mujer a la que no conocía, pero sabía que era dura de trato y con poca apertura a las negociaciones. Así que un día antes de nuestro encuentro venía ensayando diversas explicaciones para “suavizar su corazón” y obtener un “sí”.

Pero Dios providencialmente intervino con Su Palabra recordándome que, ningún argumento me ayudaría a “esquivar” el problema y que lo único que necesitaba era tener una confianza absoluta que Él estaría conmigo: «Cuando pases por las aguas, Yo estaré contigo, Y si por los ríos, no te cubrirán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, Ni la llama te abrasará» (Isaías 43:2, NBLA)

En ocasiones, por la gracia de Dios, paso la prueba rápido y en otras, pierdo la memoria de las grandiosas obras de Dios, doy marcha atrás e intento apoyarme en mi experiencia y entendimiento.

Igualmente, los israelitas “olvidaron” la maravillosa obra de Dios en el éxodo, temieron a los “gigantes” de Canaán y retrocedieron (Números 13). Además, este mismo pueblo “olvidó” la victoria de Dios sobre Jericó, se apoyó en sus fuerzas o entendimiento para pelear contra Hai y fue derrotado (Josué 7).

Si seguimos avanzando en la Biblia llegamos a 2 Crónicas 14 y hallamos al rey Asa de Judá que, a mediados de su reinado, fue atacado por los numerosos etíopes. ¡Qué tal ejército contra la humilde Judá! ¡Un millón de hombres con trescientos mil carros contra 580,000 hombres con escudos y lanzas!

La derrota era inminente, aun así, Asa creyó, confió y encomendó la batalla a Dios: «Señor, no hay nadie más que Tú para ayudar en la batalla entre el poderoso y los que no tienen fuerza. Ayúdanos, oh Señor Dios nuestro, porque en Ti nos apoyamos y en Tu nombre hemos venido contra esta multitud. Oh Señor, Tú eres nuestro Dios; que no prevalezca ningún hombre contra Ti». (2 Crónicas 14:11, NBLA). Y el Señor derrotó a los etíopes.

Con tal hazaña divina pensaríamos que Asa no tendría más problemas para confiar plenamente en Dios en todos los retos que vengan, no obstante, en el capítulo 16 cuando Baasa, rey de Israel, se levantó en armas contra ellos, su confianza en Dios flaqueó.

Entonces, en vez de suplicar una vez más por la intervención del Señor, entregó dinero de los tesoros del templo al rey Ben-adad de Siria creyendo que con esa alianza estarían seguros y protegidos de los israelitas.

Como resultado de esto, vino la palabra de Dios a través del profeta Hanani: «debido a su insensatez de confiar en el hombre, a su deslealtad con el Único capaz de proteger y ayudar de aquí en adelante tendría guerras».

Y junto con esa declaración podemos decir que también Dios manifestó una promesa:

Porque los ojos de Jehová contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con él.

¿Perfecto?

La palabra en el hebreo original es šālēm (H8003) que no significa sin pecado, más bien, un corazón íntegro, recto y sincero. Y, de acuerdo con el contexto, sería confiar plenamente, confiar de todo corazón en Dios para recibir Su ayuda en la necesidad.

El pastor J. Piper parafrasea el verso así: ««Los ojos de Jehová [Dios, el Creador del universo] contemplan toda la tierra para mostrar su poder en favor de aquellos cuyos corazones confían plenamente en él», en favor de las personas que confían en él. Cuando el profeta dice eso, lo que quiere decir es que ese es el trabajo de Dios, y que él está realmente dispuesto a hacerlo. Pertenece a la naturaleza misma de Dios desbordar con poder divino la vida de las personas que confían en él»

Nada escapa de la vista de Dios, en todo tiempo y en todas partes, Sus ojos están buscando a los débiles y conscientes de su necesidad que confían única y completamente en Él para demostrar su poder.

Amiga, cuando reconocemos nuestra necesidad e incompetencia y nos apoyamos en Dios, Él entra en acción y nos da la victoria conforme a Su voluntad.

¿Cómo termino mi reunión? Aquella mujer me escuchó y sin darme argumentos accedió a mi petición lo que me abrió el camino para compartir acerca de Aquel en quien he puesto y, quiero poner, mi total confianza cada día de mi vida, aunque no siempre sea sencillo.

 

 

 

 

Oremos:

Querido Padre, hoy reconocemos que nuestra confianza vacila y flaquea cuando llegan las dificultades. No tenemos un corazón perfecto para contigo. Queremos pedirte que nos ayudes a dejar de confiar en cualquier medio humano y nos enseñes a confiar cada día en Ti. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

 

Versículo para meditar:

2 Crónicas 32:8 Con él está solo un brazo de carne, pero con nosotros está el Señor nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras batallas». Y el pueblo confió en las palabras de Ezequías, rey de Judá.(NBLA)

 

Para reflexionar:

¿Estás pasando por un período de incredulidad? ¿Cómo confiar plenamente en Dios? Podemos recordar la historia de Jesús y el padre del muchacho endemoniado registrada en Marcos 9:23-24: «¿Cómo “si Tú puedes?”», le dijo Jesús. «Todas las cosas son posibles para el que cree». Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: «Creo; ayúdame en mi incredulidad»

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