«Pero Daniel se propuso en su corazón no contaminarse con los manjares del rey ni con el vino que él bebía, y pidió al jefe de oficiales que le permitiera no contaminarse» (Daniel 1:8, NBLA)

Integridad, es una palabra que no oímos con frecuencia hoy en día y mucho menos personas que la representen.

¿Cómo vivir una vida íntegra? Tomó las palabras del pastor A. Begg «Conoce a Dios y su Palabra, conoce dónde trazar tus líneas y no las traspases».

Suena retador sobretodo si vivimos en una era donde reina el pragmatismo y la conveniencia. Día a día somos bombardeadas e intimidadas por pensamientos, actitudes y valores de este mundo que nos incitan a: “Rendirnos, ceder y aceptar».

¿Y el riesgo o resultado? Mentes contaminadas, corazones insensibles al pecado, voluntades controladas por el estándar de este mundo que, en esencia, ensombrece nuestro testimonio de Cristo.

Daniel pudo enumerar excusas y obstáculos para sucumbir a la presión, no obstante, no comprometió sus convicciones cimentadas en los mandatos establecidos por Dios. La clave para modelar una vida integra, inquebrantable y sin concesiones la encontramos en el versículo 8 específicamente en la palabra «se propuso» que transmite la idea de una firme determinación, también podría traducirse «establecer en su corazón». Y es que Daniel se comprometió plenamente a seguir a Dios:

«Daniel no contendió con la educación, el programa de entrenamiento y el futuro en la corte del rey. Ni siquiera se opuso cuando Aspenaz lo nombró Beltsasar, en honor a un dios caldeo. Daniel trazó el límite en donde lo hacía la Escritura – no comería la comida del rey, ni bebería la bebida del rey» (J. MacArthur)

Ciertamente, en el hogar y fuera del hogar, en lo secreto y en lo público, podemos dejar de lado nuestras convicciones bíblicas para encajar, obtener un objetivo o por comodidad, buscamos complacernos a nosotras acallando la Palabra de Dios y dejando de vivir para Su gloria. Pero no olvidemos que hemos sido apartadas para Dios.

Una persona íntegra no se intimida ante el hombre primero es Dios

«y pidió al jefe de oficiales que le permitiera no contaminarse» (V8b)

Los manjares del rey y del vino que él bebía podrían ser inmundos por dos razones: violaban la ley de Dios respecto a la comida, o por haber sido ofrecidos a dioses paganos.

¿Por qué se mantuvo firme? Porque su corazón estaba anclado en la Palabra de Dios, conocía a Dios y Sus ordenanzas, por tanto, eligió agradar a Dios y no al rey que pudo enviarlo al horno ardiente sin contemplaciones.

El carácter de Daniel ya estaba moldeado por la mano de Dios antes de que llegara la prueba, las líneas de su vida estaban demarcadas en conformidad a la Palabra de Dios y no las cruzó.

Una persona íntegra persevera en sus convicciones

«Te ruego que pongas a prueba a tus siervos por diez días, y que nos den legumbres para comer y agua para beber» (V12)

El jefe de oficiales rechazó la solicitud de Daniel por temor al rey, su vida corría peligro si Daniel y sus amigos se volvían pálidos y delgados, aun así, Daniel insistió en su solicitud, tomó el camino difícil cuya puerta es estrecha y cuya senda es angosta.

No basta con leer y escuchar la Palabra debemos ser hacedoras, es decir, obedecer la Palabra. La elección de caer en la tentación y pecar es personal.

No nos contaminemos por desobedecer las Escrituras.

«La elección dietética para el pueblo de Dios no era solo una manifestación externa insignificante; más bien, era una manifestación externa de sus convicciones profundamente arraigadas sobre lo que significaba pertenecer a Dios. Aparentemente, para Daniel, renunciar a su dieta era ir en contra de su conciencia y comprometer su identidad como seguidor del único Dios verdadero» A. Begg

Una persona íntegra confía firmemente en Dios por los resultados

«Que se compare después nuestra apariencia en tu presencia con la apariencia de los jóvenes que comen los manjares del rey, y haz con tus siervos según lo que veas» (V13)

Daniel fue sabio y se acercó con gran tacto a su superior no haciendo demandas sino con un espíritu humilde y confiado en la obra de Dios.

Sin importar los resultados Daniel descansó en la soberanía de Dios que en esta situación fue hacerlo lucir más saludable que aquellos que sí comían del banquete del rey.

«¿Cómo luce vivir como cristiano en una sociedad a la que cada vez menos le gusta lo que los cristianos creen, lo que decimos y cómo vivimos? Significa conocer a Dios como lo hizo Daniel: que Dios tiene el control y que cumplirá sus promesas. Puede que a veces Dios libere a su pueblo del fuego, pero si no, siempre nos librará a través del fuego» A. Begg

Amiga, Dios nunca nos abandonará cuando buscamos honrarlo por encima de todos y todo, guardando Su Palabra y viviendo conforme a ella. Daniel confió en Dios, y Dios respondió:

«Después de los diez días el aspecto de ellos parecía mejor y estaban más rollizos que todos los jóvenes que habían estado comiendo los manjares del rey» (V15)

Si hemos comprometido nuestras convicciones bíblicas hoy es un buen momento para confesarlo a Dios, arrepentirnos y pedir por Su fortaleza para vivir vidas integras y fieles hasta que el Señor vuelva… o nosotros vayamos.

 

 

 

Oremos:

Querido Padre, perdónanos por no modelar vidas íntegras y tomar malas decisiones en contra de Tu Palabra. Ayúdanos a trazar nuestras líneas conforme a Tus mandatos, queremos honrarte y agradar Tu corazón. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

 

Versículo para meditar:

Hechos 5:29 Pero Pedro y los apóstoles respondieron: «Debemos obedecer a Dios en vez de obedecer a los hombres. (NBLA)

 

Para reflexionar:

Dios nunca compromete un principio, y como Sus hijas, debemos seguir Su ejemplo. ¿Qué es lo que te hace cruzar la línea trazada por Dios y caer en desobediencia? ¿Cómo puede cambiar esa situación?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.