“En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor dispuso el corazón del rey para que este promulgara un decreto en todo su reino y así se cumpliera la palabra del Señor por medio del profeta Jeremías. Entonces los jefes de familia de Benjamín y de Judá, junto con los sacerdotes y levitas, es decir, con todos aquellos en cuyo corazón Dios puso el deseo de construir el templo, se dispusieron a ir a Jerusalén”

Esdras 1:1,5 (NVI)

Una tarde recibí su mensaje, su jefe acababa de despedirla sin ninguna razón y sin tiempo para reaccionar. Empecé a enumerar los hechos de las últimas semanas, intentando encontrar la verdadera razón, pero ¡solo abrí las puertas al enojo!

Al día siguiente me senté a su lado para seguir lamentándonos por lo ocurrido, repasando todas las malas decisiones de ese jefe incompetente, hasta que una frase retumbó en mi corazón: “El cielo gobierna”.  

“Él cree que tiene todo el poder, pero es Dios quién está detrás, disponiendo su corazón”, fueron mis palabras de ánimo para ella.

Y confío que Dios también dispondrá el corazón de mi amiga hacia los planes que Él ha establecido.  

El profeta Jeremías (cap. 25:1-12) profetizó la conquista del reino de Judá a cargo de Nabucodonosor y el cautiverio del pueblo en Babilonia, consecuencia de su desobediencia a las leyes y estatutos de Dios (Levítico 26:27-35), sobretodo, la relacionada con el año de reposo de la tierra (Levítico 25:1-7). El pueblo no se arrepintió y continuó pecando en contra de Dios.

Dios ejecutó justamente el juicio sobre Su pueblo, sin embargo, la cautividad tendría un tiempo establecido. A través de Jeremías, Dios ordenó que se establezcan en Babilonia, construyan casas, cultiven tierras, se casen y tengan hijos y también prometió restaurarlos y liberarlos al cumplirse 70 años (Jeremías 29:1-14).

¿Cómo se lograría? Dios ya tenía el plan de antemano y habló a través de otro profeta, Isaías. El Soberano usaría otro siervo, el rey Ciro de Persia, para que cumplir con la restauración de Su amado pueblo (Isaías 44:24-45:7)

¡El mensajero Isaías profetizó de Ciro 175 años antes de que naciera! “que dice de Ciro: Es mi pastor, y cumplirá todo lo que yo quiero, al decir a Jerusalén: Serás edificada; y al templo: Serás fundado” (Isaías 44:28, RVR60)

El rey Ciro junto con Darío el medo conquistaron a Nabucodonosor estableciéndose así el escenario para que los planes de Dios se ejecuten.

El tiempo llegó, se habían cumplido los 70 años de exilio, y precisamente en Esdras 1 vemos la mano de Dios disponiendo el corazón del rey Ciro y del pueblo para el cumplimiento de Sus propósitos y promesas.

Desde el versículo 2 al 4 se describe el decreto de Ciro para los exiliados: “El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá. Por tanto, cualquiera que pertenezca a Judá, vaya a Jerusalén a construir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén; y que Dios lo acompañe. También ordeno que los habitantes de cada lugar donde haya judíos sobrevivientes los ayuden dándoles plata y oro, bienes y ganado, y ofrendas voluntarias para el templo de Dios en Jerusalén».

¿Quién puso esa decisión, ese decreto, en el corazón de Ciro? Fue Dios (V1), quien dirige el corazón de los reyes (Proverbios 21:1).

Ahora era el turno del pueblo de Dios, habían pasado tantos años lejos de Jerusalén, habían echado raíces en otra tierra. Tal vez empezaron a preguntarse: ¿Empezar de nuevo? ¿Una ciudad destruida? ¿Cómo se sustentarían?

Y una vez más la mano de Dios se movió disponiendo el corazón de quienes habrían de volver a Jerusalén (V5), a edificar Su templo. Él es que el produce en nosotros el querer como el hacer (Filipenses 2:13).

Esta Verdad tan real y contundente, de la soberanía de Dios, me hace mirar atrás y reconocer la mano de Dios invisible, ahora visible, en mi vida y en la de mi familia. ¡Y eso abre las puertas a una confianza absoluta en el Soberano!

No fue la “suerte” o la “mala suerte”, no fue la decisión de un jefe, no fue el error de alguien más, no fue una injusticia. Todo, absolutamente todo, está alineado al plan de Dios para cada uno de Sus hijos.  

Amiga, esto trae mucha esperanza y ánimo a mi corazón cuando en el presente me enfrento con situaciones que no logro entender. Estoy segura de que, si Dios me lo permite, en algún momento podré mirar atrás y ver Su mano disponiendo todo para mi bien.  Oro para que está Verdad también conforte tu corazón.

 

 

 

Oremos:

 

Querido Padre, Tu eres el Soberano de toda Tu creación. Ningún acontecimiento en nuestras vidas te toma por sorpresa o está fuera de Tu voluntad. Ayúdanos a vivir con esta perspectiva que Tú reinas y que estamos seguras en Tus manos. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

 

Versículos para meditar:

 

Job 23:13, » Pero él es soberano; ¿quién puede hacerlo desistir? Lo que él quiere hacer, lo hace. (NVI)

Proverbios 19:21: Muchos son los planes en el corazón del hombre, Mas el consejo del Señor permanecerá. (NBLA)

Proverbios 21:1Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del Señor; Él lo dirige donde le place. (NBLA)

 

 

 

Para reflexionar:

 

¿Qué aprendiste del carácter de Dios? ¿Cumple Dios Sus juicios por la desobediencia? ¿Cumple Dios Sus promesas de restauración? ¿El cielo gobierna? ¿Cómo infunde esta enseñanza esperanza a tu corazón?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.