“Echa sobre el Señor tu carga, y Él te sustentará” (Salmos 55:22a, NBLA)

Mi pecado: querer hacer justicia con mis manos, o debo decir, con mi boca; que en el fondo es usurpar el lugar de Dios como Juez. Y es gracias a la Palabra y al Espíritu Santo, que recibí convicción de mi mal proceder y me arrepentí de todo corazón, sin embargo, he tenido que lidiar con las consecuencias.

Si bien es cierto estoy en medio de una situación difícil, de un desastre que yo misma ocasioné, tengo el sustento y ayuda de un Dios que es lento para la ira, y grande en misericordia.

No cabe duda de que tuve que abrir completamente mis manos para entregar el problema a Dios, que es el Único con el derecho y la capacidad para sacar la verdad a la luz, y en tal sentido, debo confiar plenamente en los resultados sin importar si son o no son conforme a mis expectativas, a fin de cuentas, Dios usa TODAS las cosas para nuestro bien y eso incluye mis errores y las injusticias cometidas por otros.

En el Salmos 55 encontramos a David derramando su corazón adolorido ante Dios como resultado de la angustia producida por la traición de alguien cercano que era de su entera confianza. A lo largo de este Salmos encontramos 3 tipos de oraciones: de angustia (V1-8), de justicia (V9-15) y de confianza (V16-23).

Muchos comentaristas asocian este salmo con la rebelión de su hijo Absalón, y Ahitofel sería el enemigo de quien se estuvo refiriendo (2 Samuel 15-18). El que había sido su compañero, amigo íntimo con el que adoraba en la casa de Dios (V13,14) se levantó en contra de él.

Ahora bien, el V22 se considera como «el punto culminante de este salmo» que debe de servir de gran aliento y enseñanza para los creyentes cuyos corazones están angustiados como resultado de traiciones, injusticias o cualquier otra razón.

1.“Tu carga”, es la porción que se te ha asignado

La palabra hebrea que se traduce como “carga” es yᵊhāḇ (H3053) que significa don o porción, lo que Dios nos ha dado por medio de la providencia y la gracia.

¿Acaso las aflicciones y pruebas no están dispuestas de antemano por Dios para el bien del creyente? ¿Aceptaremos el bien de Dios pero no aceptaremos el mal? (Job 2:10, NBLA)

Nuestro mismo Señor Jesús afirmó ante Pedro que Su muerte era la misión que le correspondía dentro del plan soberano para salvación de los pecadores: «La copa que EL PADRE ME HA DADO, ¿acaso no he de beberla?»” (Juan 18:11b, énfasis añadido, NBLA)

Por su parte Pablo afianzó la verdad que como creyentes también nos corresponde sufrir, aunque no hayamos hecho mal «Porque a ustedes se les ha concedido por amor de Cristo, no solo creer en Él, sino también SUFRIR POR Él» (Filipenses 1:29, énfasis añadido, NBLA)

«Recibe la asignación como viniendo de Él; como lo que «Él», en Su infinita sabiduría, te ha asignado como tu porción en esta vida; como lo que «Él» ha juzgado que es mejor que hagas o cargues; como «tu» parte en el trabajo duro, problema o sacrificio, para llevar a cabo Sus grandes propósitos en el mundo. Todo lo que hay que «soportar» o «hacer» en este mundo Él lo ha «repartido» entre los hombres, dando o asignando a cada uno según lo que creía más adecuado a su capacidad, circunstancias, posición en la vida, lo que «él» podía hacer o soportar mejor, y lo que, por lo tanto, contribuiría más al gran propósito en mente» (A. Barnes)

2. «Tu carga», o lo que tu Dios te ha asignado, ponla «sobre Él»

Esa porción así asignada, se nos indica que la «echemos sobre el Señor»; el verbo “echar” en hebreo es šālaḵ (H7993) que puede significar desechar o arrojar algo fuera en el sentido de deshacerse de algo que obstaculiza.

Todo lo que recibimos de Dios son bendiciones, aunque ante los ojos físicos muchas de ellas no sean más que adversidades o sufrimientos. Es nuestro deber recibirlas y someternos a ellas con humildad, aceptándolas sin quejas ni rencores para luego “llevárselas de vuelta” con absoluta confianza. Dios las usará para Su gloria.

«Aunque las palabras siguientes del versículo parecen restringirlo a las aflicciones. El sentido es: Todos tus asuntos, problemas, preocupaciones y temores, deposítalos sobre los hombros del Todopoderoso a través de la fe y la oración, con la expectativa confiada de un buen resultado. David dirige este discurso a sí mismo, o a su propia alma, como lo hace a menudo en este libro, y además a todos los hombres buenos en circunstancias similares» (M. Poole)

3.Él te sustentará

La palabra “kûl” (H3557) significa literalmente «medir» y el contexto sugiere que Dios daría una «medida» de fuerza y gracia apropiada para el deber o la prueba, o la que fuera suficiente para soportarla.

Dios nos sostendrá a lo largo y en cada “porción” que nos asigne, por más duro e interminable que parezca. Si decidimos “echar” la carga sobre Él, los sentimientos agobiantes deberían ser reemplazados por Su paz que sobrepasa todo entendimiento, independientemente de los resultados que Él ya ha planificado con antelación.

«No es «Echa sobre el Señor tu carga y nunca más tendrás cargas». No es » Echa sobre el Señor tu carga y nunca más sentirás angustia o pena». No es » Echa sobre el Señor tu carga y tu corazón nunca más se sentirá agobiado». Pero sí es » Echa sobre el Señor tu carga y Él te sustentará «. Y puedes confiar en ello» (R. Hill)

Amiga, tal vez hoy, estás siendo tentada a rendirte, caer en la autocompasión, recurrir a la venganza o buscando culpables o sintiéndote culpable. Es tiempo de abrir tu corazón, reconocer tus pecados, aceptar con humildad la voluntad de Dios y depositar en Él toda tu confianza.

Él que no escatimó a Su propio Hijo por amor, sino que lo entregó por todas nosotras, tiene cuidado en cada detalle de nuestras vidas.

 

Oremos:

Querido Padre, te damos gracias porque Tú siempre nos has sustentado y te pedimos perdón por olvidarlo. Ayúdanos a someternos a Tus planes soberanos y otórganos la fe necesaria para descansar en Ti. En el Nombre de Jesús. Amén. 

 

Versículo para meditar:

Mateo 6:30 Y si Dios así viste la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada al horno, ¿no hará Él mucho más por ustedes, hombres de poca fe?(NBLA)

 

Para reflexionar:

Echa sobre el Señor Tu carga, recuerda cómo te ha sustentado a lo largo de tu vida, medita en Su Palabra y descansa en Él.

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