«Entonces el rey me dijo: «¿Qué es lo que pides?» (Nehemías 2:5a, NBLA)

Hace unas décadas los seres humanos podían esperar semanas o meses para recibir una carta, llamada o foto; y a esto hay que sumar las limitaciones de los créditos que dilataban las ansiadas compras. En la actualidad la situación es completamente distinta, nos comunicamos en cuestión de segundos o minutos, y las compras no tienen por qué esperar…si lo queremos lo tenemos.

Lastimosamente, esta realidad puede distorsionar nuestra perspectiva, y por ende nuestra manera de actuar en los demás aspectos de nuestras vidas. A veces sentimos el deseo de movernos de manera impulsiva, ignorando la búsqueda de Dios, desestimando Su tiempo de espera, o peor aún, “olvidando” que «Porque de Él, por Él y para Él son todas las cosas» (Rom 11:36, NBLA)

Cuando Nehemías recibió la noticia que su pueblo estaba en gran aflicción y oprobio, y que la muralla de Jerusalén estaba derribada y sus puertas quemadas a fuego (Neh 1:3) no corrió inmediatamente ante el rey de Persia para pedir ayuda o permiso para viajar a Jerusalén, tampoco, se puso ansioso mientras ideaba un plan basado en su experiencia

Como copero del rey, Nehemías era un hombre poderoso e influyente, sin embargo, esperó pacientemente la llegada del tiempo de Dios, así que durante cuatro meses presentó “el problema” a Dios en oración y los resultados fueron gloriosos: el rey Artajerjes, movido por la mano divina preguntó: «¿Qué es lo que pides?».

Si, los tiempos de espera pueden ser muy agobiantes, pero, en realidad, son muy productivos, el pastor C. Stanley señala que:

«Aunque esperar puede ser uno de los aspectos más difíciles de la vida cristiana, nunca tiene que ser una pérdida de tiempo. Dios nos da instrucciones a seguir durante los períodos de espera activa. Él puede cambiar nuestras circunstancias mientras esperamos. Él nos mantiene firmes en sus caminos y nos prepara para purificar nuestros motivos y fortalecer nuestra fe, y cuando optamos por esperar de ese modo. Dios nos recompensa con bendiciones grandiosas que no nos esperábamos».

Esperar es duro, pese a esto, es una asignación de la “escuela de la fe” que no podemos evadir ¿Qué haces mientras esperas? Nehemías, por lo menos, hizo tres cosas.

1.Mientras esperaba, Nehemías oraba

Nehemías se acercó al rey el mes de Nisán (abril), es decir, que desde el mes de Chislev (diciembre) se dedicó a ayunar y orar continuamente ante el Señor (Neh 2:1).

Sin lugar a duda, queremos que nuestras oraciones sean contestadas a la brevedad posible, y en ocasiones, Dios retrasa sus respuestas con un fin que trasciende nuestra comprensión. La oración debe ser algo a lo que recurrimos una y otra vez hasta obtener una respuesta, es una demostración de nuestra dependencia al Señor en cada situación.

Las Escrituras nos enseñan que debemos perseverar en la oración (1 Tes 5:17) y esto no es una respuesta natural, aprendemos a hacerlo durante los tiempos de mayor necesidad.

«Una de las razones por las que Dios nos hace esperar en Él es para enseñarnos a depender de Él en oración. Si Él nos concediera inmediatamente todo lo que pedimos, aprovecharíamos las cosas buenas y nos olvidaríamos de Dios. Pero cuando esperamos en Dios en oración, aprendemos a buscar a Dios mismo y a depender de Él de un modo que no aprenderíamos de ninguna otra manera. Y, cuando por fin llega la respuesta, nos damos cuenta de que se debe a una razón: «la buena mano de nuestro Dios estaba sobre nosotros». Así le damos toda la gloria que se merece» S. Cole

2.Mientras esperaba, Nehemías desarrolló la paciencia

Como creyentes tenemos que colaborar con el Espíritu Santo para el desarrollo del fruto de la paciencia. ¿Y que usa Dios? Las pruebas «sabiendo que la prueba de su fe produce paciencia» (Stg 1:3, NBLA)

La paciencia es esencial para conocer a Dios a mayor profundidad, la espera nos permite experimentar Su poder, a veces, en formas totalmente inesperadas o impensables.

Es poco probable que Nehemías hubiera imaginado cómo Dios respaldaría su retorno a   Jerusalén: equipado con soldados, dinero y cartas de presentación. No fue buena suerte, más bien, «la mano bondadosa de mi Dios sobre él (Neh 2: V8)».

3.Mientras esperaba, Nehemías recibió sabiduría

¿Cuál fue su petición? Nehemías no sólo pidió al rey ir a Jerusalén por un tiempo establecido, además hizo algunas solicitudes concretas que demuestran que había estado haciendo una cuidadosa y sabia planificación. La Escritura no se opone a confiar en Dios y a planificar al mismo tiempo; planificar sabiamente, de hecho, es un acto de fe.

El corazón de Nehemías fue iluminado y amoldado por Dios para alinearlo a Su voluntad, su mente y manos fueron equipados para la gran obra de reconstrucción. Dios bendijo a Su siervo con sabiduría de lo Alto, Él estaba detrás del plan, detrás de la petición. No fue algo improvisado, fue el resultado de cuatro meses de espera y oración.

Amiga, nuestra espera puede ser durante días, semanas, meses o años, pero son en esas temporadas donde además de orar, desarrollar paciencia y recibir sabiduría demostramos a Dios, y a los que nos rodean, dónde está nuestro corazón, nuestras prioridades. 

Tal vez hoy necesitas recordar que Sus pensamientos, caminos y propósitos son distintos pero mejores que los nuestros. Esperemos en el Señor, volvamos a Sus pies.

 

 

 

Oremos:

Querido Padre, te pedimos perdón por las ocasiones donde el impulso a actuar ha sido mayor que el mandato a obedecer y someternos a Tus tiempos y maneras de obrar. Ayúdanos a desarrollar frutos y a conocerte mejor durante los tiempos de espera. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

 

Versículo para meditar:

Lamentaciones 3:25 Bueno es el Señor para los que en Él esperan, para el alma que lo busca.(NBLA)

 

Para reflexionar:

¿De qué forma tu carácter y conducta revelan tu paciencia durante la espera? ¿Cómo podemos protegernos de la impaciencia cuando sentimos el impulso de actuar?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.