“Porque muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”

Deuteronomio 30:14 (RVR1960)

José interpretó el sueño de faraón. Moisés tuvo una vara “milagrosa” en sus manos. Josué fue un gran líder militar. David fue hábil con la honda. Pablo tuvo un conocimiento amplio de las Escrituras.

Podemos creer que sus recursos u habilidades contribuyeron al éxito alcanzado en sus respectivas tareas asignadas, sin embargo, la obediencia a la Palabra de Dios en cada paso del camino fue determinante. 

Y también tenemos a Gedeón, aunque fue un varón lleno de incredulidad, temor, duda y una opinión muy baja de si mismo (Jueces 6) fue alcanzado por un Dios comprensivo que se reveló asimismo con grandiosas promesas y mandatos.

En Jueces 7 se nos relata la batalla de los israelitas contra los madianitas y, también, el FRUTO del encuentro de Gedeón con Dios: obediencia a Su Palabra. Gedeón creyó y obedeció.

  • Gedeón obedeció al desechar sus planes militares racionales y confiables

Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado” (V2, énfasis añadido, RVR60)

El ejército de Gedeón estaba conformado por 32,000 hombres mientras que los madianitas eran 135,000. Los israelitas ya estaban en clara desventaja por lo que plan de Dios no tenía sentido, aun así, Gedeón instruyó a retirarse a aquellos que tuvieran miedo.  “…y quedaron diez mil” (V3c, énfasis añadido).

  • Gedeón obedeció al confiar plenamente en el consejo del Dios que todo lo conoce

Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya este contigo, irá contigo; más de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá” (V4, énfasis añadido, RVR60).

El ejército de Gedeón aún tenía personas no aptas para la batalla. ¿Quién podría saberlo? Solo Dios quien conoce todos los corazones. Gedeón fue consciente de sus limitaciones, se apoyó en la sabiduría divina y apartó los 300 hombres que Dios seleccionó (V5-6).

  • Gedeón obedeció al seguir actuando en fe, aunque fue empujado a sus límites

“Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos” (v9, énfasis añadido, RVR60).

Dios sabía del temor de Gedeón (V10), aún así, ordenó dirigirse al territorio controlado por el poderoso e innumerable ejército de madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente (V12). Aunque pudo ser descubierto y asesinado fue hacia ellos en compañía de su siervo Fura (V11).

  • Gedeón obedeció al creer en la victoria y adorar a Dios antes de la batalla

“Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos” (V15, énfasis añadido, RVR60).

Un hombre estaba contando a su compañero un sueño que fue interpretado por el siervo de Gedeón: “Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento” (V14).

Dios permitió a Gedeón recibir una confirmación de Su obra futura por lo que su adoración fue una respuesta a la revelación de la absoluta grandeza de Dios.

Gedeón estaba tan abrumado por la bondad y fidelidad de Dios que inclinó su rostro en señal de humildad y gratitud. No hubo espacio para más dudas y temores.

  • Gedeón obedeció de principio a fin y Dios demostró a todo el pueblo que la salvación sólo proviene de Él

“los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat” (V22, énfasis añadido, RVR60).

La obediencia a Dios trajo bendición a todo el pueblo de Israel que había estado sometido al dominio de los madianitas durante 7 años. Dios los libró a través de un varón que decidió obedecer y dejar las consecuencias de su obediencia en las manos de Dios.

Amiga, tal vez, te has sentido identificada en alguno de estos escenarios. ¿Estás aferrándote a un plan humanamente racional y coherente? ¿Estás siendo empujada a tus límites y quieres desistir? ¿Tu adoración a Dios está en función a lo que es visible ante tus ojos? ¿Eres consciente que la obediencia a la Palabra de Dios revelada de principio a fin es la clave del éxito?

Cuando Dios mismo, Su carácter y Su obra en la vida de otras personas se nos es revelada a través de Su Palabra, debemos de actuar como Gedeón: creer y obedecer.

La obediencia es el fruto visible de nuestra fe.

 

 

Oremos:

 

Querido Padre, reconocemos que dudamos y tememos al enfrentar situaciones inesperadas que superan nuestra capacidad. Te pedimos que, a través de Tu Palabra, nos reveles más de Tu persona y carácter para que podamos creer y obedecer. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

 

Versículos para meditar:

 

1 Samuel 15:22, Y Samuel dijo: «¿Se complace el Señor tanto En holocaustos y sacrificios Como en la obediencia a la voz del Señor? Entiende, el obedecer es mejor que un sacrificio, Y el prestar atención, que la grasa de los carneros. (NBLA)

 

 

 

Para reflexionar:

 

¿Qué es aquello que está impidiendo que creas y obedezcas a Dios? Preséntalo en oración y pide a Dios que abra tus ojos y veas ese asunto desde Su perspectiva.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.