«Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí»

1 Corintios 15:10 (NBLA)

“Todavía tengo más años por delante y muchas metas por alcanzar. Mis logros son evidentes así que siéntete orgullosa de mi” fueron sus palabras en respuesta a mis buenos deseos por su cumpleaños.

¡Qué diferente al Apóstol Pablo! ¿No? Pablo dio todo el crédito a la gracia de Dios por su vida cambiada y por los frutos de su arduo trabajo.

En un mundo inundado con la mentalidad del alto rendimiento, la superación personal, la autoayuda y el “yo”, la gracia de Dios nos da un nuevo mensaje.

La mayoría de los cristianos estamos familiarizados con el término “gracia” que proviene de la palabra griega “charis”, que significa «favor, bendición o bondad».

Y cuánta verdad encierra el acrónimo de la palabra gracia en inglés (GRACE) que significa “las riquezas de Dios a expensas de Cristo”. En otras palabras: “La gracia es el favor libre e inmerecido de Dios que fluye a través de Cristo (Juan 1:17) hacia la humanidad pecadora”.

¡Es un hecho! La gracia empieza con Dios, fluye a través de Dios y es ejercitada por Dios.  

Podemos afirmar que, por la gracia de Dios, a través de la obra expiatoria de Cristo en el madero, somos perdonadas (Efesios 1:7), justificadas (Romanos 3:24), reconciliadas (Colosenses 1:19-20), salvadas (Efesios 2:8), recibimos al Espíritu Santo quien nos santifica (1 Corintios 6:11) y seremos glorificadas (1 Corintios 15:51-54).

De principio a fin, la totalidad de la vida cristiana es por gracia: “..también hemos obtenido entrada por la fe a esta gracia EN LA CUAL ESTAMOS FIRMES (Romanos 5:2a, énfasis añadido, RVR60). Nosotras vivimos y estamos sólidamente establecidas en un ambiente de gracia totalmente suficiente.

Sin embargo, a veces, pasamos por alto que la gracia de Dios, en palabras de John Piper, “Es PODER no solo perdón. No es sólo la disposición de Dios de hacernos el bien cuando no lo merecemos. Es un poder real de Dios que actúa y hace que sucedan cosas buenas en nosotros y para nosotros”.

El apóstol Pablo experimentó de primera mano ese poder que obró en su vida cuando era un perseguidor de cristianos y que lo convirtió en un predicador del evangelio a los gentiles, un hacedor discípulos de Cristo, un plantador de iglesias, un misionero y un “teólogo” que redactó múltiples cartas a las iglesias.

Era un hombre diferente, perdonado, lleno de humildad, amor y compasión cuando en su antigua vida era soberbio, seguro de sí mismo y lleno de odio: » Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios» (1 Corintios 15:9, RVR60).

Dios abrió los ojos del entendimiento de Pablo para que pueda ver las miserias de su alma sin Cristo, él entendió que merecía el peor de los castigos pero que ÚNICAMENTE por la gracia de Dios fue alcanzado, transformado y usado para ser de bendición a toda la iglesia de Cristo. Algo que jamás imaginó.

Amiga y eso mismo ocurre con nosotras. Recuerdas ¿De dónde te rescató o de que te rescató Dios? ¿Cómo ha cambiado tu corazón? ¿Cómo estás ejerciendo esa misión que ha puesto en tus manos y que es tan retadora? ¿De dónde vienen esas fuerzas para continuar?

Sabemos que nada es por mérito propio, sino por la obra de la gracia de Dios en nosotras.

Si alguien te preguntara ¿Cómo llegaste a esta posición? ¿Por qué eres una persona distinta? ¿Cómo lograste superar esa prueba tan difícil? … ¿Qué responderías?

Es mi oración que el Espíritu Santo produzca en nosotras tanto el querer y el decir: “Por la gracia de Dios soy lo que soy y he logrado lo que he logrado”.

 

 

Oremos:

 

Querido Padre, hoy solo queremos reconocer, exaltar y agradecer tu gracia en nuestras vidas. Esa gracia que nos perdonó, nos acercó a Ti y que, día a día, nos sustenta, nos fortalece y nos ayuda a hacer lo que jamás podríamos hacer en nuestras fuerzas. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

 

Versículos para meditar:

 

2 Corintios 9:8,  Y Dios es poderoso como para que abunde en ustedes toda gracia, para que siempre y en toda circunstancia tengan todo lo necesario, y abunde en ustedes toda buena obra (RVC).

2 Corintios 12:9,  pero él me dijo: «Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad» (NVI).

 

 

Para reflexionar:

 

Haz una pausa hoy, trae a memoria tu vida pasada y reconoce la gracia de Dios en tu vida. Estamos seguras que nuestras palabras y gratitud no son suficientes como si lo es Su gracia.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.