“Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;» (Filipenses 2:3, RVR1960)

Desde niña se me enseñó que la disciplina y la exigencia eran claves para el “logro de los objetivos”. Como no tuve un modelo paterno de provisión, aprendí que todo dependía únicamente de mi esfuerzo, de hacer las cosas rápido y hacerlas bien aun si eso suponía un gran sacrificio.

Y tengo que reconocer que esos patrones de conducta han influenciado la mayor parte de mi vida, desde mi convivencia en un ambiente laboral hasta la comunión con mis hermanos en Cristo.

…Pero en el fondo no es nada más que orgullo.

Muchas veces, pensamientos como “si yo puedo hacerlo y lo hago bien entonces tú también tienes que hacerlo” han ganado la batalla mental convirtiéndome así en una oidora y no hacedora de la Palabra.  

Y ¿Dónde queda la exhortación de Cristo a ser la sal de la tierra y la luz del mundo? (Mateo 5:13-14)

Vivimos en un mundo donde no se puede separar lo secular de lo espiritual, por lo que, es indispensable esforzarnos por mantener la unidad en la iglesia y amar a nuestros hermanos en la fe, y al mismo tiempo, tener ese mismo sentir en nuestra comunidad, hogar y centros laborales.

En el capítulo 2 de Filipenses el apóstol Pablo nos exhorta a la unidad y el amor entre los creyentes (V1 y 2) y, asimismo, nos indica como lograrlo.

1.Desechando 2 actitudes negativas

«No hacer nada por CONTIENDA»

En el griego original, el término usado es ERITHEIA (G2052), algunas versiones también traducen esta palabra como egoísmo que, en esencia, es el amor propio desmedido que nos impulsa a despreciar los sentimientos o derechos de los demás con el fin de obtener un beneficio personal.

Pero tanto el egoísmo como la contienda están relacionados, mientras más egoístas somos mayor será la rivalidad y división que ocasionemos a nuestro alrededor.

¡Miremos a Cristo! Ni una sola vez nuestro Redentor actuó con motivos egoístas, al contrario, se humilló asimismo hasta la muerte de cruz (Filipenses 2:8) para nuestro beneficio.

“No debemos hacer nada por el simple hecho de aventajar a los demás, o por demostrar que tenemos más talento, valor o celo. Lo que hagamos debe ser por principios y con el deseo de mantener la verdad y glorificar a Dios” (Barnes)

«Ni por VANAGLORIA»

La palabra griega KENODOXIA (G2754) literalmente significa «gloria vana» u «alabanza vacía», describiendo algo que tiene una buena apariencia, pero carece de realidad. Es esa actitud de vanidad personal y autopromoción, un deseo de honrarnos a nosotras mismas, de ganar elogios o ser el centro de atención.

¡Miremos a Pablo! Consideró todos los logros alcanzados en su vida antes de conocer a Cristo como basura (Filipenses 3:8) y aun siendo un fiel siervo de Dios se vio a sí mismo como «el más pequeño de los apóstoles» y el «primero de los pecadores» (1 Timoteo 1:15; 1 Corintios 15:9).

«Hay verdaderos motivos para la gloria cristiana (Filipenses 3:3), pero no se encuentran en el hombre mismo, ni en sus logros religiosos, ni en la observancia de leyes y ordenanzas, sino en lo que él es por la gracia de Dios y lo que la gracia de Dios hace a través de él. La gloria vacía, o vanagloria, es carnal y estúpida» (Vine)

2.Cultivando 1 actitud positiva

«Estimando a los demás como superiores»

Hēgeomai (G2233) es traducido como estimar y representa a alguien que reflexiona detenidamente sobre algo y no toma una decisión rápida, no se basa en sentimientos internos sino en una evaluación y juicio consciente.

Y “superiores” (hyperechō) comunica la idea de que las personas que nos rodean están en una posición elevada o tienen más importancia por lo que involucra una voluntad activa y continua.

¡Miremos a Pablo! Quien deseaba ser anatema, estar separado de Cristo, por amor a sus hermanos israelitas que aún no comprendían el Evangelio (Romanos 9:3)

“Mientras estimamos a los demás como superiores entonces tendremos naturalmente una preocupación por sus necesidades y preocupaciones” (Guzik)

3. Todo a través de la humildad

Esta palabra tapeinophrosynē (G5012) describe la actitud de pensar o juzgar sin pretensiones y con modestia, estimarse a uno mismo como pequeño reconociendo la propia insuficiencia. Vine señala que no es una cualidad meramente moral, sino la sujeción del yo bajo la autoridad de, y en respuesta a, el amor del Señor Jesús, y el poder del Espíritu Santo para conformar al creyente al carácter de Cristo. Se trata de considerar a los demás más importantes que nosotras mismos en la medida en que consideremos sus necesidades antes que las nuestras.

¡Miremos a Jesús! … quien exhibió una actitud humilde en su máxima expresión desde el pesebre en Belén hasta la cruz, Él no consideró el ser igual a Dios, sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres (Filipenses 2:6-7).

“No es la sumisión de un hombre débil, sino el rechazo del egoísmo de un hombre fuerte y la determinación de preocuparse activamente por las necesidades y los intereses de los demás» (Baxter)

Amiga, el no actuar por contienda ni vanagloria y el considerar a los demás más importantes requiere  humildad. Vivimos en un mundo caído rodeadas de hostilidad, de personas con corazones no regenerados y de hermanos en proceso de santificación pero que eso no nos desanime a dar testimonio de Aquel que nos dio inmerecidamente un nuevo corazón y una nueva vida.

Recuerda que ya no somos nosotras las que vivimos es Cristo quien vive en nosotras (Gálatas 2:20) y Su amor nos impulsa a amar, aunque amando más seamos amadas menos.

 

 

Oremos:

Querido Padre, perdónanos por caminar según la carne y no por el Espíritu, perdónanos por no mostrar los frutos de nuestra unión con Cristo. Te rogamos que nos ayudes a tener una actitud humilde cada día y en cada lugar donde nos has puesto. En el Nombre de Jesús. Amén. 

 

 

 

Versículo para meditar:

2 Corintios 12:15 Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas, aunque amándoos más, sea amado menos. (RVR1960)

 

Para reflexionar:

¿Has identificado alguna actitud negativa en tu conducta? ¿Cómo el ejemplo de humildad de nuestro Señor puede ayudarte a desechar esas actitudes negativas?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.