«Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él los exalte a su debido tiempo» 1 Pedro 5:6 (NBLA)

Mi amiga me esperaba con una gran sonrisa y, en sus palabras, con todos sus oídos y atención para escucharme. Habían pasado cuatro meses desde que anduvo por el “valle de sombras y muerte” pero Dios, por Su misericordia y gracia, guardó y restauró su vida.

Mi intención era que ella se una a mi baile de lamento (como otras veces), sin embargo, aquella mujer que alguna vez se enorgulleció de su independencia y autosuficiencia hoy acepta con gozo las limitaciones de la enfermedad porque decidió “humillarse” bajo la mano Dios.

Cuando empezó a dar gracias a Dios por el regalo de vida, con la mitad de su rostro paralizado, preferí el silencio avergonzada por mi falta de humildad.

Las situaciones muy contrarias a mis expectativas me habían guiado a la senda de necedad y la Palabra de Dios me gritaba a diario “niégate a ti misma” pero no entendía como hacerlo hasta que esa conversación iluminó mi corazón:

“Humillarse bajo la poderosa mano de Dios nos capacita para negarnos a nosotras mismas y tomar nuestra cruz CADA DÍA (Lucas 9:23)”

El pasaje de 1 Pedro 5:5-9 describe diversas actitudes que los cristianos debemos desarrollar para alcanzar la madurez espiritual, uno de los propósitos de Dios en nuestras vidas con la intervención del Espíritu Santo.  

¿Pero qué significa humíllense?

El verbo “humíllense” en el griego original es “tapeinoo” (Strong 5013) literalmente significa derribar o allanar y figurativamente rebajar, asignar un rango inferior, rebajar a uno mismo o tener una opinión modesta de uno mismo.

Es un imperativo aorista (orden) que es un llamado a tomar una decisión e incluso transmite un sentido de urgencia. La idea es: «¡Hazlo ahora! No te demores».

Al estar en voz pasiva indica que el sujeto que actúa sobre el individuo es una fuerza exterior, en este caso Dios. La idea entonces no es ser humillado sino dejarnos humillar por Dios: que derribe nuestra autonomía, autosuficiencia (orgullo) y estimación propia. Esta obra de Dios al humillarnos es una obra de Su gracia (Sermon Index).

¿Y qué significa bajo la poderosa mano de Dios?

La «mano de Dios» era una imagen del Antiguo Testamento de la presencia constante y el poder de Dios en el destino de los hombres. Es otra forma de describir la providencia y poder de Dios en nuestras vidas, orquestando divinamente las circunstancia y pruebas que se nos presentan.

John Mac Artur comenta de esto: “Es el poder de Dios que protege y controla. Es la soberanía de Dios. Él está a cargo. La poderosa mano de Dios es la mano de Dios a cargo de ti. Es el poder de Dios trabajando en la experiencia de los hombres, siempre cumpliendo Su propósito amoroso soberano”. 

Y también añade: “La poderosa mano de Dios significa diferentes cosas en diferentes momentos.  A veces la poderosa mano de Dios es usada para liberar al creyente de los problemas.  A veces la mano poderosa de Dios es usada para proteger al creyente a través de un tiempo de prueba.  Es un refugio, más que una liberación.  A veces la mano poderosa de Dios es usada como una mano disciplinadora, que golpea sobre el creyente.  Pero siempre es la mano poderosa soberana de Dios, ya sea para la liberación, para la prueba, para la disciplina”.

Entonces…

Al unir el significado puedo inferir que Pedro nos da una orden para tomar la posición que nos corresponde: debajo de Dios. Nos levantamos contra Dios cuando luchamos y nos resistimos a Su mano poderosa que no es otra cosa que Su soberanía. Y nunca seremos iguales ni estaremos por encima de Él.

Y también Pedro nos exhorta a no cuestionar Su sabiduría, a no discutir Sus decisiones sino a ACEPTAR cada experiencia porque todas han pasado por el “filtro de Sus manos amorosas”, están sujetas a Su control y diseñadas para propósitos específicos.

¿Cómo lograrlo? 

Orar para asfixiar el orgullo de nuestros corazones. Orar para ver claramente nuestra naturaleza caída. Orar para confiar en Dios con todo nuestro corazón y no con nuestro entendimiento. Y saturarnos de Su Palabra que nos ayuda a poner nuestras vidas bajo Su Poderosa Mano.

 

 

Oremos:

Amado Padre, perdónanos por habernos exaltado sobre Ti al no aceptar y no someternos a Tu soberanía. Ayúdanos a humillarnos bajo Tu poderosa mano para morir a nosotras mismas y tomar nuestra cruz cada día. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

Versículo para meditar:

Miqueas 6:8 “Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios” (RVR1995)

 

Para reflexionar:

Sabemos que seguir a Jesús implica negarnos a nosotras mismas y tomar nuestra cruz cada día, algo muy difícil de conseguir, sin embargo, podemos lograrlo a medida que nos humillemos ante Dios, es decir, al aceptar con confianza Sus designios divinos. ¿Cómo te ayuda esta Verdad a esperar con paciencia y confianza el resultado de la prueba que estás pasando?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.