Por tanto, sean imitadores de Dios como hijos amados, y anden en amor, como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios (Efesios 5:1-2, RVA-2015) 

¿Cómo reacciona Dios cuando peco? ¿Retiene Su perdón? ¿Me obliga a pagar por mi pecado? ¿Cómo se manifiesta el amor de Dios cuando he sido insensata? ¿Cómo trata Dios con mis palabras, pensamientos y acciones que ofenden Su santidad? 

La respuesta definitiva a cada pregunta es: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9, NBLA). 

No obstante, cuando se trata de extender el perdón a aquellos que nos han herido podemos retenerlo hasta que paguen por lo que nos han hecho; una manera de hacer justicia o, tal vez, tomar venganza.  

Ciertamente, el perdonar se convertirá en una tarea titánica cuando el corazón “sangra” por dolor y el látigo de la indiferencia nos lastima recordándonos que nos hicieron o dijeron, no obstante, como creyentes hemos sido llamadas a “imitar” a nuestro Dios que, por Su gran amor, nos perdonó, y sigue perdonando, sin reservas. 

En la carta a los Efesios, el apóstol Pablo sienta las bases doctrinales de nuestra salvación (cap.1-3) para luego detallar los resultados en el comportamiento de una persona que vive a la luz de esas verdades (cap.4). Y al llegar al cap.5 Pablo establece un principio que se impone, sobre todo lo demás: 

“Sean imitadores de Dios y anden en amor” 

La palabra imitadores (“mimetes” – G3402) significa «haz como yo». El presente imperativo la define como un mandato a obedecer en nuestro diario vivir dejando que las acciones hablen en lugar de las palabras. Por lo tanto, debemos imitar continuamente las actitudes y acciones de Dios. 

Por otro lado, los usos del verbo andar (“peripateo” – G4043), en su mayoría, se relacionan con la conducta diaria. Pablo también usa el presente imperativo porque es una orden que demanda que nuestro estilo de vida y conducta estén gobernados por el amor incondicional y sacrificado de Dios. 

«No hables de Su amor, camina en Su amor, vívelo, exprésalo. No le digas a todo el mundo que lo tienes, demuéstrales que lo tienes. Haz como Dios. Imítalo. En otras palabras, vívelo ante el mundo» W. Barber 

La razón principal: “Por tanto” 

Esta frase está estrechamente relacionada, es la continuación de la idea de Efesios 4:32, donde se nos ordena que nos perdonemos unos a otros como Dios también nos perdonó en Cristo. El comportamiento de Dios con nosotros se convierte en el modelo de comportamiento hacia los demás. 

En palabras de A. Barnes: «Así como Él nos perdona, nosotros debemos estar dispuestos a perdonar a los demás; así como Él ha soportado nuestras faltas, nosotros debemos soportar las suyas; así como Él está siempre dispuesto a escuchar nuestro clamor cuando pedimos misericordia, nosotros debemos estar dispuestos a escuchar a los demás cuando desean ser perdonados; y así como Él nunca se cansa de hacernos el bien, nosotros nunca debemos cansarnos de hacerles el bien». 

Nuestro supremo ejemplo: “como Cristo también nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros como ofrenda y sacrificio en olor fragante a Dios” 

 De este verso, podemos extraer cuatro características del amor de Cristo: 

  • Es profundo porque se entregó voluntariamente para pagar el precio necesario de nuestra salvación. 
  • Es costoso porque fue Su cuerpo y sangre, Su vida y muerte, lo que ofreció al Padre a favor nuestro.  
  • Es abnegado porque fue por nosotros, en nuestro lugar, como nuestro Sustituto. 
  • Es agradable y aceptable, satisfizo la justicia y la ira de Dios contra nuestro pecado. 

El asunto de la imitación está clarísimo en este texto, podríamos decir que vamos a tener que morir y negarnos a nosotras y tomar nuestra cruz, cada día, para andar en amor, esa misma clase de amor, con la que Cristo nos amó. Cuando seamos tentadas a hacer lo contrario, recordemos y veamos el amor abnegado de Cristo por nosotras. 

Amiga, Pablo no está exhortando a la iglesia a «amar de esa manera para que nos amen en retribución o evitemos el dolor», él está diciendo que «amemos de esa manera porque «El amor de Cristo nos obliga, porque estamos convencidos de que uno murió por todos y por consiguiente todos murieron. Y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió por ellos y fue resucitado”» (2 Corintios 5:14-15, NVI). 

 

 

 

Oremos:

Querido Padre, hoy te damos gracias por la inmensidad de Tu amor por nosotras. Ayúdanos a comprender la anchura, la longitud, la altura y la profundidad de Tu amor para poder imitarte y amar a nuestro prójimo. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

Versículo para meditar:

Gálatas 5:13-14 Porque ustedes, hermanos, a libertad fueron llamados; solo que no usen la libertad como pretexto para la carne, sino sírvanse por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».(NBLA)

 

Para reflexionar:

¿Qué problemas pueden surgir si no conocemos el amor de Dios por nosotras descrito en la Palabra? ¿Qué puede estar impidiendo que andemos en amor?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.