«Entonces la mujer dijo a Elías: —Ahora reconozco que tú eres un varón de Dios y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca»

 1 Reyes 17:24 (RVR-1995) 

“A veces, me siento incapaz de cumplir mi misión como madre”

Aunque no soy madre, estoy rodeada de ellas y de esta frase que, muchas veces, se cuela sin tregua en sus mentes ocasionando tristeza y preocupación.

A veces no sé cómo responder, sin embargo, el Salmo 127:3 me recuerda que “Los hijos son un regalo del Señor”; Él ha dispuesto, soberanamente, las que han de atesorar este “fruto del vientre” para cuidar, moldear y amar. No hay error en Su elección.

Sin duda, los retos adjuntos a la tarea vienen con altibajos emocionales, pero la misericordia y gracia de Dios son constantes, nunca se agotan, para aquellas que han puesto su fe en Él.

En 1 Reyes 17:8-24 se nos presenta la historia de la viuda de Sarepta, escogida por Dios para sustentar al profeta Elías. Cuando se encontraron en la puerta de la ciudad el profeta rogó por agua y ella se puso en marcha, sin embargo, cuando él pidió por pan ella respondió:

  • El temor 

“…solamente tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en una vasija. Ahora recogía dos leños para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo. Lo comeremos y luego moriremos” (V12)

La escasez provocó resignación y desesperanza, y el temor prevaleció.

Pero Dios a través de Elías no condenó su estado emocional, más bien respondió: “¡No temas!” (V13), luego ordenó que primero cocine pan para el profeta (V13) y finalmente prometió que la harina y aceite no escasearía hasta que termine la sequía (V14).

  • Del temor a la fe

“La viuda fue e hizo como le había dicho Elías. Y comieron él, ella y su casa, durante muchos días” (V15)

La Palabra de Dios produjo una fe sincera, sin cuestionamientos, y ella obedeció.

Y Dios proveyó fielmente la harina y el aceite (V16) tal como había prometido.

  • De la fe a la culpabilidad

Tiempo después «…dijo ella a Elías:¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?» (V18)

La ira y dolor por la enfermedad y muerte de su hijo provocaron que culpe indirectamente a Dios; el temor al juicio de Dios por sus pecados fue el causante.

Pero Dios a través de Elías no condenó su estado emocional, más bien demostró la potencia de Su poder y la profundidad de Su amor. El profeta clamó por la viuda y el hijo (V20), Dios oyó y el hijo volvió a la vida (V22).

  • De la culpabilidad a una fe más profunda

«Entonces la mujer dijo a Elías: —Ahora reconozco que tú eres un varón de Dios y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca» (V24)

El poder de Dios, la dimensión de Su amor y la veracidad de Su promesa de provisión — en todos los niveles — hicieron que está mujer crea y ya no dude.  

El viaje emocional de esta madre no fue constante, aunque desde el principio vio el mover la mano de Dios con el tiempo volvió a sucumbir ante las adversidades, sin embargo, Dios siempre estuvo con ella porque Él es “lento para la ira y grande en misericordia” (Salmo 103:8, RVR 1995) y “nuestro pronto auxilio en las tribulaciones” (Salmo 46:1, RVR 1995).

Tal vez te sientes identificada con esta madre que enfrentó sola situaciones más que adversas y con un panorama deslucido y tal vez te estés juzgando o culpando por muchas de tus reacciones o acciones, pero hoy y cada día debemos recordar a Dios y a Su Hijo, Jesús, nuestro Salvador quien puede entendernos: “No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades..»(Hebreos 4:15a, RVR 1995) y que continuamente intercede por nosotras “el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros” (Hebreos 8:34b, RVR 1995).

Querida madre, cada día echa tu carga a los pies del Señor y abre tus manos para recibir a cambio Su perdón, Su paz, Su ayuda y todo lo necesario. Él te escogió para cuidar Su “obra(s) maestra», por lo tanto, Él ya te preparó para cumplir con tan alto e importante llamado. Confía.

Oremos:

 

Querido Padre, hoy oramos por todas aquellas madres que necesitan ser halladas y reconfortadas por el poder de Tu amor y gracia. Te pedimos que a través de Tu Palabra la esperanza brote de sus corazones y persistan en cumplir su llamado sabiendo que Tú estás en ellas y con ellas. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

Versículos para meditar:

 

Salmos 103:13-14, Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que lo temen, porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.. (RVR-1995)

Lamentaciones 3:22-23, Que por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu fidelidad! (RVR-1995)

 

Para reflexionar:

 

¿Qué retos de la maternidad están drenando tu energía y debilitando tu fe en Dios? ¿Qué pensamientos están minando tu mente? Recuerda que la Palabra de Dios es el arma más poderosa para vencer la batalla mental.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.