“Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero” (1 Timoteo 1:15, NBLA)

La miré fijamente y pregunté ¿Por qué estás con el rostro desencajado?

Ella suspiró profundamente, como si soltará la mochila pesada que cargaba sobre sus hombros, y respondió:
“Es Navidad y no tengo tiempo para decorar la casa ni suficiente dinero para las compras. Tampoco estará toda mi familia reunida”.

Tristemente, con el transcurrir de los años, el verdadero significado de la Navidad se ha visto empañado por las luces de las decoraciones, la hermosura de los árboles navideños, la risa de Papa Noel, la abundancia de la comida, el valor de los regalos y la armonía de la familia. En esta fecha todo tiene que ser luminoso, agradable y festivo.

Es un hecho que en Navidad se anuncia las “buenas noticias que traen gran gozo” (Lucas 2:10), y ¿Cuáles eran las malas? A decir verdad, muchas personas no son conscientes de la otra cara de la moneda, la parte desagradable… ¡porque tuvo que haber una!

Ciertamente, la Navidad será radiante, llena de esperanza y gozo si primero hay una comprensión profunda de la parte oscura y desagradable: “Estábamos muertas en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1) pero Cristo vino para salvarnos (1 Timoteo 1:15)”.

1. El lado oscuro de la Navidad: El pecado existente

“Por tanto, tal como el PECADO ENTRÓ en el mundo por medio de un hombre, y por medio del pecado la muerte, así también la muerte se extendió a TODOS los HOMBRES, porque TODOS pecaron” (Romanos 5:12, énfasis añadido, NBLA)

Todos los seres humanos nacemos con la semilla del pecado, heredamos la naturaleza pecaminosa del primer hombre Adán, por consiguiente, TODAS pecamos y estamos muy lejos de del estándar de un Dios tres veces santo y perfecto (Romanos 3:23).

Y el pecado no solo trae MUERTE (Romanos 6:23), sino también que nos convierte en objetos de la ira de Dios (Efesios 2:3).

“¿Cómo es el pecado? Es contaminante, es desafiante, es ingratitud, es incurable, es odiado por Dios, requiere un trabajo arduo. El pecado es una enfermedad que sólo se cura con una cosa, y es con la sangre del Divino Médico” (John MacArthur)

2. El lado radiante de la Navidad: La salvación de los pecadores

Pecar es desobedecer, violar o infringir la ley divina (1 Juan 3:4), es vivir como si no hubiera Dios ni ley ni autoridad, es vivir como queremos vivir, sin límites ni cuestionamientos, es vivir sin considerar las consecuencias de nuestros actos ni omisiones. Si, el pecado impide la relación del hombre con Dios.

Y así vivíamos todas en otro tiempo: según la corriente de este mundo, como hijas de la desobediencia y satisfaciendo los deseos de nuestra carne y mente (Efesios 2:2-3).

Como consecuencia, estábamos alejadas de Dios y éramos enemigos (Colosenses 1:21), sin embargo: “ahora Dios los ha reconciliado en Cristo en Su cuerpo de carne, mediante Su muerte, a fin de presentarlos santos, sin mancha e irreprensibles delante de Él” (Colosenses 1:22, NBLA),

A menos que seamos conscientes del pecado y sus consecuencias en nuestras vidas, no veremos la luz de esperanza que trajo el nacimiento de Cristo Jesús.

La maravilla de la Navidad no es el ambiente festivo y armonioso, es la Palabra fiel y digna que fuimos salvadas por la venida al mundo de nuestro Salvador.  

«Este es el significado de la Navidad. ¡Oh, que Dios despierte tu corazón a tu profunda necesidad de misericordia como pecador! Y que luego deleite tu corazón con el gran Salvador, Jesucristo. Y luego desate tu lengua para alabarlo y tus manos para hacer brillar Su misericordia en las tuyas» (Piper)

3. El protagonista de la Navidad: Cristo Jesús

“Y dará a luz un Hijo, y le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a Su pueblo de sus pecados” (Mateo 1:21, NBLA)

El Mesías, totalmente hombre y totalmente Dios, nació en Belén hace más de 2000 años, pero Su existencia es desde la eternidad. Fue Dios que planificó y ejecutó el plan de salvación enviando a su Único Hijo al mundo para SALVARNOS… al resplandor de Su gloria, al primogénito de toda creación, al sacrificio perfecto, Dios en toda Su plenitud.

Amiga, el pecado es la parte oscura de la Navidad, pero ES LA RAZÓN por la que el Hijo de Dios descendió a esta tierra tomando forma humana y humillándose (Filipenses 2:5-7), ofreciendo Su vida voluntariamente (Juan 10:18) para reconciliarnos con el Padre y salvarnos (Romanos 5:10).

Tal vez hoy la Navidad apunta a todos lados menos al único protagonista: Cristo Jesús. No obstante, Él es todo lo que necesitamos: el amor más grande, el único Camino, la única Verdad, la única Vida, la esperanza eterna, la luz en las tinieblas y la verdadera paz.

“Si estar centrado en Jesús es un estorbo para tu Navidad, entonces no lo conoces bien” (Piper)

 

 

Oremos:

Querido Padre, que en esta Navidad podamos compartir el mejor regalo que recibimos sin merecerlo: Cristo Jesús. Que la Verdad de la Navidad, el nacimiento de nuestro Salvador, brille y penetre en el corazón de quiénes nos rodean. Gracias Padre por enviar a Tu Único Hijo quien entregó Su vida en rescate por muchos. En el Nombre de Jesús. Amén. 

 

 

 

Versículo para meditar:

Lucas 2:10 Pero el ángel les dijo: «No teman, porque les traigo buenas nuevas de gran gozo que serán para todo el pueblo; porque les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es Cristo el Señor (NBLA)

 

Para reflexionar:

¿Cómo podemos compartir el mensaje de Navidad a quiénes nos rodean? ¿Hay alguna circunstancia que está robando el foco de atención del verdadero protagonista de la Navidad: Jesús? Oramos para que Cristo tome el lugar más alto que le corresponde en Navidad y cada día de nuestras vidas.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.