“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas”
(2 Corintios 4:17-18, RVR1960)

“Las cosas no siempre son como parecen” una frase que se ajusta perfectamente a gran parte de las historias que encontramos en la Biblia.

En Juan 11:1-44 nos encontramos al Señor Jesús “retrasando” su visita a Lázaro que estaba enfermo. Cuando llegó a Betania era “demasiado tarde”, ya había muerto hace cuatro días, su cuerpo yacía en la tumba y las hermanas lamentaban profundamente Su “tardanza”. Sin embargo, en las propias palabras de Jesús: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella” (V4).

La muerte no fue un descuido o algo inesperado, fue un medio preestablecido para que el milagro de la resurrección glorifique a Cristo.

Pero la escena que más conmueve mi corazón es cuando nuestro Señor está frente al gobernador Herodes Antipas (Lucas 23: 8-12) durante el quinto y penúltimo juicio que enfrentó antes de cargar la cruz hacia el Gólgota.

Aparentemente Herodes era quien tenía la autoridad sobre el destino de un Jesús traicionado, abandonado, azotado, burlado y prácticamente condenado a la muerte.

¿El poderoso Herodes versus el indefenso Jesús? No.

¿Quién tenía realmente el poder de la vida y la muerte? ¿Quién sería exaltado? ¿Quién estaría sentado a la diestra del Padre? ¿Quién tendría todas las cosas sujetas bajo Sus Pies?

Solo Cristo.

Y tal vez, en este momento ves tu vida a la luz de la vida de otras personas y piensas:

…que es mucho más sencillo para ellas mientras que para ti solo hay obstáculos, dolor e injusticia.

…que estás muy por detrás de ellos y no estás donde planeaste.

…que prosperan impíamente mientras que tú no avanzas a pesar de esforzarte por guardar el corazón.  

Pero amiga, “Las cosas no siempre son como parecen”

Y en el pasaje de 2 Corintios 4:18 encontramos la clave del Apóstol Pablo para considerar sus tribulaciones como “leves y momentáneas”: “Fue mirando las glorias del mundo futuro, y desviando la atención de las pruebas y sufrimientos de esta vida” (Barnes).

La palabra “mirando” (V18) es “Skopeo” en griego (G4648). El diccionario de Vine la define como mirar, considerar, implicando una consideración mental.

Pablo nos está diciendo que no debemos fijar nuestra mente o poner toda nuestra atención en las cosas que se ven: incidentes, circunstancias, necesidad, enfermedad, persecución, injusticias o pruebas. ¿Por qué tratar de entenderlas si son temporales?: “y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron” (Apocalipsis 21:4, RVR1960).

Y, al contrario, nos exhorta a contemplar con expectativa las cosas que no se ven y que son eternas: Dios, Cristo y las demás bendiciones del cielo. Apuntar la vista hacia la vida eterna que tenemos adorando a nuestro Padre en compañía de nuestros hermanos en la fe.

Skopeo” en 2 Corintios 4:18 se refiere a la consideración mental de nuestro futuro hogar y transmite la imagen de fijar atentamente nuestra atención en algo con el deseo y/o el interés en la futura realidad en la gloria. “Skopeo”, además, puede transmitir el sentido de «apuntar», que es lo que deberíamos hacer con respecto al cielo. “Skopos”, la raíz de “Skopeo”, describe una mirada a una marca o meta lejana, lo cual es un paralelo perfecto con 2 Corintios 4:18 que está llamando a los creyentes a no mirar las aflicciones pasajeras de la vida presente sino la gloria eterna de la vida futura, la meta para la cual hemos sido redimidos” (Fuente Precept Austin)

Amiga, si nuestro destino está ordenado y controlado por la soberana mano de Dios y de ninguna manera definido por la suerte o casualidad ¿Por qué ocupar nuestra mente armando el rompecabezas de nuestras vidas? ¿Por qué culpar a los demás o victimizarnos?

Las circunstancias pueden lucir desafiantes, inesperadas e injustas pero no son como parecen. La verdad es que nuestra principal batalla ya fue ganada hace más de 2000 años y, gracias a Cristo, hoy lo tenemos todo.

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 5:12, RVR1960).

 

 

Oremos:

Querido Padre, reconocemos que hemos estado mirando las cosas externamente, comparando nuestras vidas y lamentando nuestra situación. Te pedimos que cada día nos ayudes a recordar las eternas bendiciones que tenemos a Tu lado. Te pedimos que nos recuerdes que lo que no se ve es lo que realmente importa. En el Nombre de Jesús. Amén.

 

Versículo para meditar:

1 Juan 2:16-17 “Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”. (RVR1960)

 

Para reflexionar:

¿Qué situación de tu vida necesitas rendir a Dios? ¿Qué puedes hacer para dejar de mirar las cosas que se ven y enfocarte en las que no se ven?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.