«Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto«

 Génesis 26:7 (RVR-1960) 

Recuerdo estar sentada al frente de mi padre y escuchar un sinfín de palabras nada amables y totalmente erróneas. Pero era mi papá, a quien veía escasamente en el año, y temía que si decía algo podría traer consecuencias para mi familia.

Los años pasaron y mi temor al rechazo abarcó todas mis relaciones familiares, amicales y laborales.

Si, el temor al hombre, específicamente al rechazo, me silenció por mucho tiempo.

Pero Cristo y Su Palabra, cada una de Sus promesas, me están ayudando a abrir mis labios y a enfrentar mis falsos temores con el poder de Su Verdad.

El hecho es que el temor al hombre estará presente en nuestras vidas, en mayor o menor grado, pero también es cierto que si confiamos en Dios y si permanecemos en obediencia a Su Palabra estaremos seguras.

En el capítulo 26 de Génesis, Dios hace una gran promesa a Isaac acerca de su futuro y el de su familia; Él reafirma el pacto hecho con su padre Abraham: «y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, … Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente..» (V 3-4, RVR-1960).

¡Qué maravillosas promesas! La presencia de Dios con Isaac. La bendición de Dios con Isaac. La provisión de Dios con Isaac. La descendencia de Isaac está segura en las manos de Dios.

¡Qué confianza para Isaac! No tendría porqué temer o preocuparse. ¿No?

Sin embargo…

En el versículo 7: «Y los hombres de aquel lugar le preguntaron acerca de su mujer; y él respondió: Es mi hermana; porque TUVO MIEDO de decir: Es mi mujer; pensando que tal vez los hombres del lugar lo matarían por causa de Rebeca, pues ella era de hermoso aspecto» (énfasis añadido, RVR-1960).

¿Cómo es posible que sintiera miedo si Dios había prometido estar con él y bendecirlo? ¿Cómo es posible que el temor al hombre desplazó la confianza en el carácter inmutable y verdadero de Dios?

Su padre Abraham cometió el mismo error años atrás (Génesis 20): «Temió al hombre y no temió a Dios». Si no hubiera sido por la providencia divina, las consecuencias hubieran interferido con el cumplimiento del plan de Dios para la humanidad.

Isaac supo de esta mala decisión. No solo había recibido directamente la promesa divina, también conocía al Dios de su padre, sabía de todas Sus manifestaciones divinas y de Su fidelidad al cumplir Su pacto, aún así, el temor al hombre tendió una trampa y cayó. 

Amiga, puedo identificarme ¿Te ha pasado algo similar?

Estudiamos la Palabra, creemos en Sus promesas, escuchamos testimonios y caemos en la trampa del temor. Entonces, ¿Cuál es la solución? La confianza completa y sincera en Dios: » Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que CONFÍA en el Señor sale bien librado» (Proverbios 29:25, énfasis añadido, NVI).

Las razones para confiar en Dios son:

  • A diferencia de los hombres, Él es digno y siempre será digno de toda nuestra confianza: «Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo  ejecutará?» (Números 23:19, RVR-1960). 
  • A diferencia de los hombres, Su carácter es inmutable: «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación» (Santiago 1:17, RVR-1960).
  • A diferencia de los hombres, Él tiene el suficiente poder hacer todo lo que planea y propone hacer: «Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado» (Isaías 14:24, RVR-1960)
  • A diferencia de los hombres, Él ha demostrado Su fidelidad a lo largo de la historia  en la vida de Sus hijos y lo seguirá haciendo: «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8, RVR-1960).

Amiga, conocer a Dios nos lleva a amarlo, amarlo nos lleva a confiar, confiar en Él nos lleva a la obediencia y con la obediencia viene la bendición de Su presencia. Y Su presencia es todo lo que necesitamos, día a día. 

Que nuestra decisión de hoy, mañana y siempre sea conocer a Dios a través de Su Palabra y una comunión íntima con Él. 

 

Oremos:

 

Querido Padre, te pedimos perdón porque el no confiar en Ti nos ha hecho caer en la trampa del temor. Ayúdanos a sumergirnos en Tu Palabra creyendo que es poderosa y más cortante que cualquier espada de dos filos para librarnos de los falsos temores.  En el Nombre de Jesús. Amén.

 

Versículos para meditar:

 

1 Reyes 8:56,  «¡Bendito sea el Señor, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés.  (RVR-1995)

1 Juan 4:18,  En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor . (RVR-1995)

 

Para reflexionar:

 

¿Qué temor está controlando tu corazón? ¿Qué promesa de Dios puedes recordar hoy para disipar ese temor? ¿Cómo puedes empezar a confiar más en Dios?

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.