«Postrada está mi alma en el polvo; vivifícame conforme a Tu palabra» (Salmos 119:25, NBLA)

Mientras una amiga me narraba las dificultades y los agobiantes sentimientos que embargaban su corazón recordé un período de mi vida, muy duro, dónde me sentía de la misma manera. El pecado de obstinación cegó mi vista y mi orgullo perforó mi corazón drenando el gozo y la paz que proviene de Dios.

Ella estaba buscando soluciones médicas para recobrar fuerzas y sentirse mejor, y aunque estoy segura de que hay casos que pueden necesitarlo, un pensamiento invadió mi mente e hizo morada en mi corazón: la Palabra de Dios usada por el Espíritu Santo fue la que te sustentó, rescató y vivificó.  

Aquellos que hemos experimentado ese poder de la Palabra viva y eficaz debemos recordar con gratitud la maravillosa obra de Dios, correr a la Palabra cuando nos vuelva a ocurrir y animar a quiénes pasen por una situación similar a hacer lo mismo.

En el Salmos 119: 25-32 encontramos al salmista sumido en una profunda depresión, postrado en el polvo. Tal vez, había agotado todos sus recursos sin hallar una solución para su dolor.

Los comentaristas tienen diversas opiniones sobre el tipo de problema que aquejaba al salmista, unos sugieren que la causa era el pecado: «Quita de mí el camino de la mentira» (V29), también que puede haber sido un pesado sentimiento de culpa propia o que, en la adversidad, al examinar su vida entendió que sigue lejos del estándar establecido por Dios.

«Cualquiera que fuese la causa de su queja, no se trataba de un mal superficial, sino de un asunto de lo más interno del espíritu. Su alma se adhería al polvo, y no era una caída accidental y casual hacia el polvo, sino una tendencia continua y poderosa, o adhesión, a la tierra. ¡Qué misericordia que el hombre piadoso pueda sentir y lamentar todo lo que había de perverso en esa adhesión!»  (Spurgeon)

¿A dónde acudir?

El salmista, al igual que nosotras, se encuentra luchando contra los efectos inherentes al estado caído y quebrantado, pero no corre a un lugar o persona. Él corre a Dios.

Aquel que es Soberano, Aquel que conoce perfectamente nuestro presente y futuro desde la pasada eternidad, Aquel que nunca ha necesitado consejo de nadie ¿Acaso no es capaz de entendernos y ayudarnos?

Tomo las palabras de Asaf y Pedro: «¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Salmos 73:25, Juan 6:68; énfasis añadido, RVR1960)

¿Cómo acudir?

Postrada está mi alma en el polvo

La palabra “postrada” en el hebreo original es dāḇaq (H1692) y hace referencia a adherirse, unirse, pegarse firmemente a algo, de modo que no puede separarse tan fácilmente. Y la palabra “polvo” (ʿāp̄ār) en este contexto puede significar la tierra y las cosas terrenales, consideradas como viles, indignas y mundanas, o puede significar la tumba.

Según A. Barnes, el salmista pudo estar reconociendo que su alma estaba tan sujeta y adherida a las cosas de la tierra, tan pegada a ellas que no podía desprenderse y eso ocasionaba su profunda angustia.

Por otro lado, Guzik comenta que utilizó esta fuerte imagen para decir que se sentía cerca de la muerte durante su crisis actual; el polvo era el lugar de la muerte, el lugar del lamento, y el lugar de humillación.

Sea como fuere, hay una confesión sincera de su condición y clamor por ser liberado de su prisión espiritual.

¿Qué pedir?

..vivifícame conforme a Tu palabra

«Vivifícame», es decir, revíveme o devuélveme la vida, es como si estuviera clamando: “vuélveme a la vida, a la salud y al vigor”. “Conforme a Tu Palabra”, esto es, a las promesas hechas a Su pueblo, o a los principios, para vivir en obediencia a ellos.

El salmista sabe que sólo el Dador de vida tiene el poder para levantarlo, transformarlo y ruega por restauración. Nosotras también necesitamos una fuerte dosis de la Escritura, combinada con una plena confianza.

«¿Qué significa esto? En la Palabra, Dios hace promesas a Sus hijos. Y una de las promesas que Él hace es que estamos en Su mano, bajo Su protección y nada puede tocarnos a menos que sea Su voluntad. Afirmar que la vida de los fieles está en la mano de Dios y bajo Su protección es absolutamente esencial para tu consuelo y para que te fortalezcas» L. Duncan

¿Por qué la Palabra?

Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón.. (Salmos 19:8a, RVR1960).

«La Palabra es «recta», es decir, da a conocer el camino correcto y adecuado que hay que seguir en la vida. Su efecto es «regocijar el corazón», produciendo gran alegría. La verdad bíblica es tan suficiente que incluso hace que el corazón temeroso o deprimido se alegre. Da verdadera felicidad y satisfacción duradera, que sólo Dios puede dar» S. Lawson

La Palabra de Dios es suficiente y contiene todo lo necesario para la vida y en el Salmo 19, David se regocija en ella y la declara recta. Ciertamente, la Verdad divina nos guía por el camino correcto incluso en los momentos más confusos y caóticos trayendo confianza a nuestros corazones lo que a su vez produce alegría verdadera y permanente.

Amiga, nada nos garantiza que seremos inmunes a la depresión, culpa, preocupación, temor o duda, sin embargo, tenemos que aprender que la solución no es buscar, en primera instancia, soluciones humanas, por el contrario, debemos correr a Dios, clamar por Su ayuda, memorizar y medita Su Palabra, aferrarnos a Sus promesas y obedecer Sus consejos. Este es el remedio de Dios.

 

 

Oremos:

Querido Padre, hoy clamamos a Ti con las mismas palabras del Salmista creyendo que sólo Tú puedes vivificar nuestra alma con Tu Palabra. Abre nuestros ojos para ver, oídos para oír y un corazón dispuesto a obedecer. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

 

Versículo para meditar:

2 Timoteo 3:16 Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, equipado para toda buena obra (NBLA)

 

Para reflexionar:

¿Estás pasando por un período dónde es difícil orar y, más aún, estudiar la Palabra de Dios? Tal vez, puedas empezar hoy leyendo los Salmos y usar esas mismas palabras como tu oración sincera.

Nos encantaría que compartieras tus pensamientos en los comentarios.